Hoy 12 de junio conmemoramos el Día Mundial contra el trabajo infantil, que junto con el 16 de abril, Día Mundial contra la esclavitud infantil, nos traen a la memoria una de las realidades más injustas, duras y acuciantes que la infancia vive aún a día de hoy en nuestro mundo Este día que fue lanzado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2002 “para concienciar acerca de la magnitud de este problema y aunar esfuerzos para erradicar esta realidad”[1], nos señala sin embargo que aún hay 152 millones de niños y niñas en todo el planeta víctimas de esta lacra.

Conscientes de esa situación, los grandes organismos internacionales, como las Naciones Unidas nos señalan el trabajo que aún queda por hacer al tiempo que nos vuelven a recordar las pautas que a nivel internacional todos los países deberíamos seguir para proteger a nuestros niños y niñas. Así podemos acudir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que en su Meta 8.7[2], hablan de “adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de seres humanos, y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, para 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas”. Además específicamente en 2019 se celebra el vigésimo aniversario de la adopción del Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil de la OIT, 1999 (núm. 182), que ya ha sido revalidado por casi todos los países que lo firmaron.[3]

Pese a estos grandes compromisos internacionales, la cifra que antes mencionábamos sigue siendo extremadamente elevada, lo que nos hace preguntarnos, y sobre todo comprender, que falta mucho por hacer y mucho por lo que luchar y que, en esta lucha, las organizaciones no gubernamentales, tenemos mucho que decir y hacer ofreciendo a todos los pueblos del mundo las herramientas necesarias para que los niños y niñas puedan disfrutar plenamente de su infancia y puedan tener un futuro prometedor.

Desde Fundación PROCLADE nuestro compromiso y acción en este sentido es clara, y por ello seguimos trabajando por la infancia a través de muchos de nuestros proyectos y acciones, como por ejemplo a través de nuestro compromiso con el Comercio Justo; mediante nuestros programas de apadrinamientos en Guinea Ecuatorial, India, Bolivia, Colombia, Perú, El Salvador y Honduras; o también a través de proyectos de cooperación que buscan fomentar el derecho a la educación en todo el mundo, como, por ejemplo, el que llevamos a cabo en Nicaragua con la Ampliación y equipamiento del colegio rural para niños y niñas sin recursos en Pueblo Nuevo.

Si quieres ayudar a que desde Fundación PROCLADE sigamos haciendo posibles proyectos como éste, puedes colaborar a través de este formulario (haz click aquí) o puedes apadrinar a un niño o una persona mayor a través de este otro formulario (haz clic aquí).