Naciones Unidas ya ha dado el paso que llevábamos meses anunciando: ha adoptado los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) aprobados el pasado 3 de agosto. Una nueva agenda de cara a 2030 con la que se quiere transformar nuestro mundo hacia un planeta más sostenible, para lo que plantea una lucha eficiente contra la pobreza. En concreto, el plan fija la meta de acabar de aquí a 2030 con la pobreza más grave, en la que figuran todos aquellos que viven con menos de 1,25 dólares al día. Pero en esta ocasión, los ODS ahondan también en cuestiones como las desigualdades, el cambio climático, la equidad de género o la insostenibilidad de nuestros patrones de producción y consumo.
Pero la adopción de estos objetivos no debe acabar aquí, el trabajo empieza ahora. Como el propio secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, ha reconocido: ‘Si queremos cumplirlos necesitamos el compromiso político de los líderes’. Y es que estos compromisos de la Agenda de Desarrollo Sostenibles son voluntarios para los Estados, lo que exige a la sociedad una mayor concienciación y capacidad para exigir su cumplimiento. ‘Hemos alcanzado un momento definitorio en la historia de la humanidad. Pero ahora necesitaremos una asociación global renovada’, reconoce Ban Ki Moon.
A estos nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible también se ha pronunciado también el Papa Francisco, que ha destacado especialmente la necesaria lucha contra la desigualdad: “La exclusión económica y social es una absoluta negación de la fraternidad entre los hombres y una gran ofensa contra los derechos humanos y el medio ambiente. La dramática realidad de esta situación de exclusión y desigualdad, con sus evidentes efectos, me ha llevado junto a toda la comunidad cristiana y otros muchos, y muchos otros, a asumir mi responsabilidad y denunciar este problema, junto a todos aquellos que buscan soluciones efectivas que se necesitan urgentemente”.
