¿ESTÁ EL MUNDO PREPARADO? (IV)

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Este artículo que hoy os presentamos es el último de la serie que comenzamos hace ya unas semanas, contándoos  la situación, vivencias y sensaciones que la llegada el coronavirus estaba provocando entre la población de diferentes países en los que trabajamos, en Asia, África y Sudamérica, viajando en esta ocasión hasta Centroamérica y el Caribe.

Ya comentábamos en el último de nuestros artículos, que la situación del continente americano respecto al coronavirus no era igual entre unos lugares y otros. Mientras que Estados Unidos es actualmente uno de los países del mundo con el mayor número de casos registrados de contagios, el resto de ellos, si bien siguen sumando casos, con alguna excepción, aún no lo hacen a un ritmo elevado.

Pese a ello, ninguno de ellos, ni en el centro del continente ni en el sur, parece querer arriesgarse y, ante el avance incierto de la pandemia, casi todos han comenzado ya a implantar medidas restrictivas y de contención. Acciones, sin embargo, que, como pasaba en Sudamérica son, en Centroamérica y el Caribe, junto con el propio miedo al coronavirus (Covid-19) y a cómo resistirán sus sistemas sanitarios y de salud la pandemia, una de las mayores preocupaciones de la población, sobre todo de la más empobrecida, ya que ésta ve como, con las medidas de confinamiento y cuarentena, se limita la posibilidad de lograr el sustento diario de sus familias.

Desde esta región, nuestros misioneros claretianos, unidos a nosotros, solidarios y cercanos, nos han hecho llegar también, al igual que hicieron sus hermanos desde otros continentes, algunas de sus percepciones sobre cómo se está viviendo la situación en sus países, visiones que hoy compartimos con vosotros….

Desde El Salvador, con más de 110 casos confirmados de coronavirus, de momento, nos señalan que, igual que pasa con otros países del continente, el Gobierno está trabajando para “cuidar la no expansión de éste”, al tiempo que están acompañando las medidas restrictivas de movilidad con algunas económicas y sociales para, de este modo, intentar paliar la situación de las familias con menos recursos. En su caso, además señalan que “el principal problema es la falta, no solo de estructuras, sino de personal y medios necesarios para poder dar atención pues está claro que, si los casos pasan de 3000 personas infectadas, el Sistema de Salud colapsa.  Así mismo hay muchos sectores que carecen de agua las 24 horas y pasan dificultades para mantener el aseo e higiene”.  En general, la población “está temerosa sobre todo porque es consciente que si el virus se propaga no habrá mucha posibilidad de sobrevivir”.

Desde Honduras (más de 390 casos), las sensaciones que nos llegan son similares. “La situación de nuestro país con respecto al COVID-19, ha creado mucha preocupación en todos los sectores públicos y privados y en cada una de las familias hondureñas”, aunque quizás lo que más alarma es ver “que muchos ciudadanos no siguen las indicaciones de prevención y no son conscientes de la realidad”. Esto se produce quizás porque mucha gente desconfía de la información y las estadísticas proporcionadas. Sin embargo, otra parte de la población vive con angustia la situación sobre todo a nivel económico, ya que, por un lado, no pueden “darse el lujo de dejar de trabajar diariamente, ya que debemos (…) llevar el pan de cada día a los hogares”, y porque ya se prevén otros problemas como “la carencia de productos alimenticios y de higiene o el desabastecimiento de insumos, equipos y medicamentos en los hospitales públicos”.

El problema económico es también un problema recurrente en muchos otros países, como es el caso de Guatemala. El país centroamericano cuenta actualmente con más de 130 casos confirmados de coronavirus, pero ya se encuentra en “cuarentena nacional, medida de prevención decretada por la Presidencia de la República”. Sin embargo, a la gente le cuesta acatar las medidas de prevención, sobre todo porque acá hay una gran cantidad de ciudadanos que necesita del trabajo diario, ya que estos trabajan de manera informal en las calles, esquinas y los más afectados han perdido el ingreso para poder llevar el sustento al hogar (…), por lo que muchas personas a pesar de las medidas preventivas siguen buscando la forma de sobrevivir, tratando de seguir con una cierta normalidad”.  A pesar de ello, “sí se ha hecho toda una campaña de que se guarde la calma y que, poco a poco, se vayan acatando las medidas’. Se ve claro, que hay que cuidar la salud de todos y todas.

En Haití, donde los casos registrados aún son relativamente pocos (algo más de 30), quizás la mayor preocupación que nos manifiestan los misioneros claretianos es la falta de información y de medios que tiene la población.  “Hasta ahora casi 90 % de la población no entiende nada sobre la pandemia y no hay realmente un verdadero programa para sensibilizarles”. El Gobierno ha tomado ya algunas medidas que incluyen el toque de queda y la declaración del estado de emergencia, que conlleva el cierre de espacios de reunión, aeropuertos, universidades y escuelas, entre otras cosas, pero muchas veces éstas se manifiestan como insuficientes, sobre todo porque los ciudadanos las desconoce o, directamente, las ignora. “En las comunidades populares de Puerto Príncipe y en las zonas rurales del país, la situación es más crítica y si eso sigue así, más adelante, eso podría ser una catástrofe. Porque las personas siguen viviendo su vida sin controlar las posibles consecuencias de sus actos”. Además, por si fuera poco, señalan que también carecen de medios de higiene básica y que, en definitiva, creen qu
e “si no hay una sensibilización a nivel de la población, posiblemente lleguemos a tener una catástrofe más grave aún que el terremoto de 12 de enero de 2010”.  Mientras, justo al otro lado de la frontera, en República Dominicana, que sí ha registrado ya más de 2600 casos de coronavirus, lo que más se destaca es que, si bien se ha cerrado todo durante el decretado período de cuarentena, aún se sigue temiendo, igualmente, la “imprudencia de la gente”, poco concienciada con la situación.

Por su parte en Nicaragua, con menos de diez casos registrados, la realidad que se respira parece que es, de momento, algo diferente al resto de países de Centroamérica y el Caribe. “La situación en Nicaragua con el COVID-19 es muy extraña, deja muchas dudas e incertidumbre.  (…).  No existe actualmente un protocolo adecuado a los parámetros de la OMS y la OPS”. Además, “mientras en todos los países de Centroamérica (y el mundo) se han implementado políticas más restrictivas a la movilización de la gente y actividades masivas, en Nicaragua, el mismo Gobierno ha promovido actividades masivas”. Lo cierto, recalcan desde allí, es que tal vez el problema es que “hay mucha desinformación, todavía el presidente no ha dado ningún discurso al respecto. Y todo esto crea incertidumbre, rumores y muchas expectativas en la gente”.

Finalmente, Puerto Rico (con más de 780 casos), sí que ha establecido, como otros países de Centroamérica y el Caribe, prohibiciones fuertes entre sus conciudadanos como la de salir de sus casas, y son medidas, que, según nos trasmiten, sí se están cumpliendo. “En términos generales la gente colabora, se ha quedado en las casas con pocas excepciones”, porque en el fondo “hay mucho temor”. “El problema principal es, como en todos lados, la salud”, aunque en el caso de Puerto Rico, la salud por un motivo especial “somos un país envejecido, hay una gran población de la tercera edad. Tenemos una tasa altísima de cáncer. Esto nos torna más vulnerables”.

La realidad que viven en Centroamérica y el Caribe, al igual que la que se vive en Sudamérica, aún quizás, no parece tan grave como la que se vive en otras partes del mundo si tan solo hacemos referencia a los números, pero lo cierto es que, de igual modo que en el resto del mundo, las cifras siguen aumentando y, pese al esfuerzo de la mayoría de los Gobiernos por tratar de prevenir una situación peor e instaurar rápidamente medidas de confinamiento, no se sabe si éstas serán finalmente efectivas. Además, como ya pasaba en Sudamérica, la preocupación de los ciudadanos actualmente no se centra ya solo en la propia expansión del coronavirus y en temas de salud, sino también en las implicaciones económicas que todas las medidas adoptadas puedan suponer para las comunidades más empobrecidas y vulnerables.

Ante esta situación, Fundación PROCLADE seguirá estando también junto a todos estos países de Centroaméria y el Caribe y allá donde nos necesiten, haciendo todo lo posible para continuar no solo con todos nuestros proyectos, sino también para apoyar el trabajo que los Misioneros Claretianos llevan a cabo en ellos.

En este sentido, desde Solidaridad y Misión y Fundación PROCLADE también hemos hecho llegar a todos estos lugares carteles informativos, tratando de ayudar a una mejor difusión de información sobre las medidas de higiene y salud que la población ha de llevar a cabo para protegerse contra la epidemia de coronavirus, así como también recursos destinados a facilitar las compras de “kits de salubridad” o algunos alimentos básicos, de modo que se pueda reducir el riesgo de contagio entre los más vulnerables y se pueda garantizar en la medida de lo posible su subsistencia.

Si quiers colaborar con nosotros y ayudarnos, puedes acceder a nuestro formulario de donaciones pinchando aquí. Gracias.

¡Seguimos trabajando!

* Los datos y cifras del presente artículo están actualizados a fecha de 13 de abril de 2020. Para una mayor exactitud en fechas posteriores, se recomienda al lector la consulta de otras fuentes oficiales, ante el previsible aumento de los datos de contagios registrados en todo el continente en los próximos días.