MIRADAS

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Hace unas semanas estuvimos en Ucrania visitando algunas de las ciudades donde los misioneros claretianos están trabajando para paliar las consecuencias de la guerra producida tras la invasión rusa a Ucrania, con el fin de planificar nuestra intervención en los próximos meses y en 2023 dada la previsible duración del conflicto.

El trabajo que está llevando a cabo está siendo posible gracias a los cerca de 300.000 euros que hemos enviado desde PROCLADE y que llevan el sello solidario de cientos de personas.

Esa cadena solidaria tiene destinatarios finales con los que hemos podido compartir breves, pero intensos momentos. Hemos escuchado a quienes lo han perdido todo, pero albergan esperanza, y hemos acompañado a quienes creen que el futuro es suyo y que no cesan en seguir soñando en un mundo diferente, aquellos que hacen posible que la ayuda llegue y se transforme en una realidad para cientos de personas.

Es curioso como, aunque uno no entienda un idioma, logra emocionarse mirando los ojos de otra persona. Creo que hemos vivido eso a cada minuto en este viaje, por eso quiero compartiros algunas de esas miradas en estas líneas…

Como la mirada de la hermana Teresa, religiosa polaca destinada en el pueblo de Borislav y que se emociona al ver tanta gente en su casa dispuesta a montar kits de alimentos y que comienzan a descargar mantas y abrigos, latas de comida, y pañales que luego podrá repartir a las personas que cada día van a la puerta de su comunidad pidiendo un auxilio, la mayoría, personas desplazadas de los lugares donde el conflicto está siendo especialmente cruel.

La mirada de Yura, camionero, protestante y padre de dos hijos. Viaja al frente con frecuencia llevando ropa, comida y medicinas a las zonas rurales asediadas donde la ayuda internacional no llega. Sus ojos se empapan cuando le pregunto cuál es su mayor deseo para su país… no pregunté por la traducción de sus palabras, realmente, no hizo falta… Yura ya no viaja solo, le acompaña el Hermano Tadeusz, claretiano polaco, aunque su nacionalidad ahora mismo ya está dividida a partes iguales entre Polonia y Ucrania independientemente de lo que pueda decir un pasaporte. Solo habla de viajar al frente, las necesidades que la gente tiene, y su mirada habla de todo lo que está por hacer. No puede parar, no quiere, sabe que mucho depende de él, y conduce incansablemente con una furgoneta cargada de ayuda con ropa, medicinas, material sanitario y quirúrgico, mantas, comida… y también chocolate… porque nos dice que cuando entrega una tableta de chocolate a los adultos que están en medio de las zonas de combate sus caras vuelven a iluminarse como la de un niño. Durante unos instantes recuperan la capacidad de volver a ilusionarse, y eso fortalece la esperanza en el mañana.

Y son doce miradas las que recuerdo con mayor nitidez… Diez niños y niñas de un orfanato del Este del país y sus dos maestras, dos mujeres valientes que se quedaron al lado de sus alumnos/as y recorrieron con ellos un largo viaje. Llevan en un pueblo cercano a Truskavets desde que estallara la guerra… Nos reciben con pulseras de Ucrania y unas increíbles miradas de cariño y agradecimiento… Una de las maestras nos cuenta cómo están… Lukasz y Piotr, claretianos e incansables traductores, nos traducen sus palabras… y entonces, Lukasz, nos reproduce lo que su mirada ya nos cuenta, que sólo quieren volver a casa…

En este viaje no hemos hecho más que reafirmar nuestro compromiso, y por eso seguiremos trabajando y ayudando a las personas víctimas de este conflicto. Para ello, tu ayuda es fundamental. Puedes donar a través del formulario online que encontrarás en: https://www.fundacionproclade.org/emergencia/ o través de la cuenta: ES06 0049 0631 9627 1008 3391

Quiero terminar con una última mirada… la tuya, la mía, y la de todas aquellas personas que seguimos creyendo en apoyar a las personas más vulnerables, y es que nuestras miradas seguro hablan de cuidado y de cariño, y a veces, quien no puede vivir ninguna de esas cosas en este momento, necesita a alguien que le mire con ellas, para que pueda recordarlas y sentirlas de nuevo, y ambas miradas pasan a fundirse en miradas cargadas de esperanza.

Francisco J. Carril Álvarez
Director de Fundación PROCLADE

 

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