“El proyecto surge el año de 1982 debido a la desnutrición y exceso de enfermedades infantiles en el área de Kinshasa; con el tiempo, debido a los desplazados de guerra y de ocupación que actualmente tienen los rebeldes; al extremo de no sólo dar atención médica a los niños, sino, también a los adultos que no tienen medios para pagar la consultación. Todas estas personas vienen de la periferia de la ciudad capital.
Gracias a la ayuda de ONG y personas extranjeras como Kaul Foullaulau, Manos Unidas, Diócesis de Siena y Prossetto, la Embajada de España, se ha logrado construir tres módulos y algunos lugares techados para dar una mejor atención médica. El proyecto actual surge delante de una urgencia muy fuerte, como es el poder acoger a los enfermos que están en etapa terminal, de Sida, tuberculosis y desnutridos en tercer grado, que no tienen lugar donde pasar sus últimos días de vida; también se está creando el banco de sangre, debido a que las instituciones que hasta ahora nos han ayudado no tienen la capacidad para acoger nuestros enfermos y por temor a la contaminación.
Esperamos levantar la moral de un pueblo que no se siente valorado en su dignidad de persona y que tiene necesidad de sentirse acogido dentro de sus males y enfermedades. Entre lo que se ha logrado, se puede decir que muchos niños han logrado superar su desnutrición, han regresado a sus hogares y se les lleva seguimiento y control cada cierto tiempo; otros van superando y se van manteniendo en sus enfermedades terminales, logrando mucha mejoría con el cambio de alimentación y cuidado que se les da internamente. Algunos niños con Sida que han obtenido una gran mejoría se les ha pedido a sus padres el acogerles y que lleven un seguimiento externo, pues nuestro centro asistencial no tiene la capacidad suficiente para acoger a los niños por mucho tiempo. Ellos siguen el cuidado interno con la presencia de sus madres o abuelas o algún familiar que aprende a realizar bien el cuidado de ellos”