Ya ha pasado un mes. Parece que fue ayer cuando subíamos al avión en Barajas el primer grupo de voluntarios para ir a Tela, en Honduras. Ha sido un mes de trabajo, de profundas vivencias, de encuentros con gente comprometida y esperanzada y con niños, jóvenes y adultos que sufren la pobreza, la injusticia y la violencia. Difícil resumir en unas líneas tantos momentos, experiencias y encuentros vividos. Se agolpan en la cabeza personas y sentimientos. ¿Cómo expresar lo que hemos vivido aquí?
Nuestra pequeña aportación como voluntarios ha consistido en colaborar en el trabajo de promoción social y humana que se realiza en diferentes lugares y organizaciones. Con la Campaña Infantil de formación en valores este año hemos pasado por casi todas las Escuelas de Tela, públicas y privadas, cantando y bailando con los niños y profesores en torno al valor del perdón. Con los niños del barrio marginal de 15 de Septiembre hemos tenido la suerte de poder colaborar, ayudando a los profesores y madres maestras que les atienden. También hemos colaborado en tres Colegios a nivel de Educación Secundaria con encuentros y dinámicas de formación en valores, centrados especialmente en el problema de la violencia y la resolución pacífica de conflictos: El Colegio de la Milagrosa y los Institutos de Triunfo de la Cruz y de La Normal. El Centro de Rehabilitación de Discapacitados de Tela también ha sido un lugar de encuentro, intercambio y colaboración. Y en el terreno de la educación, por último, hemos impartido un curso de Educación en la Solidaridad y el Desarrollo a profesores de Tela, que han querido que fuera muy práctico y muy centrado en la realidad que aquí se vive.
Otros campos de actuación e intercambio han sido el Presidio de Tela, en colaboración con la Pastoral Penitenciaria, que intenta mejorar la situación de los privados de libertad y ayudarles en su promoción y reinserción social, y la radio comunitaria local, desde la que hemos llegado a todas las poblaciones de la zona. También hemos visitado unas 20 aldeas de las zonas de Tela y Arizona y varios barrios de Tela, viviendo y compartiendo con cada uno de ellos dos o tres días: con los Delegados de la Palabra y Coordinadores de Comunidades de Base hemos podido reunirnos con las comunidades locales, hablar con ellos de sus problemas y de posibles acciones, especialmente en torno al conflicto con las empresas mineras que quieren echarles y destruir su patrimonio natural, visitar a las familias, en especial a las más pobres y a los enfermos, y convocar a niños y jóvenes para su formación en valores.
Además hemos tenido la suerte de poder visitar nuestros proyectos en Asentamientos Humanos y Rivera Hernández, los barrios más pobres y violentos de San Pedro Sula, así como a los niños apadrinados en las barriadas más deprimidas de Ceiba. El Centro de Salud, la Guardería, la Panadería, los talleres de jóvenes en Asentamientos Humanos; el Centro Educativo Paso a Paso en Rivera Hernández; La Julia, San José, Cordimarianas, Laureles, Lempira,… en Ceiba.
Y en medio de tanta actividad, lo más importante: hemos compartido con la gente concreta sus sufrimientos, sus sueños, sus luchas, sus penas y alegrías. ¡Cuánta esperanza y compromiso en medio de tanta pobreza, sufrimiento y violencia! No es posible explicar el contraste de tantos sentimientos enfrentados. Honduras y sus gentes nos están mostrando el dolor que nuestro injusto sistema genera; pero también nos están enseñando a luchar, a confiar, a amar a pesar de todo, como muchos de ellos lo saben hacer.
Llega la hora de regresar a España para algunos de nosotros. El resto del grupo de voluntarios seguirán unas semanas más, a lo largo del mes de agosto. Para los que nos vamos llega el momento de recordar lo vivido y de empezar a pensar qué vamos a hacer en nuestra vida de cada día para seguir luchando por un mundo mejor para todos. Un trocito de corazón se queda acá, en esta hermosa tierra hondureña. Gracias por todo a tantos que nos habéis acogido con los brazos abiertos. Gracias.