Hoy, nueve de agosto, se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo. Este día marca la fecha de la sesión inaugural del Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas, celebrada en 1982.
Este año, el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DAES) reivindica el papel relevante de la mujer indígena en la lucha por sus derechos. Y es que organiza una conmemoración del Día Internacional con el tema: “El papel de las mujeres indígenas en la preservación y transmisión del conocimiento tradicional”.
En la cultura indígena, la mujer juega un papel comunitario y colectivo que estrecha lazos y acorta diferencias internas – que desgraciadamente existen –. Además, comienzan a tomar la iniciativa en la defensa de las tierras y territorios, probablemente su mayor lucha hasta la fecha, reclamando los derechos colectivos de los pueblos indígenas en todo el mundo. Por último, e igual de importante, son las portadoras del conocimiento tradicional, y no solo lo preservan, sino que también lo divulgan.
Pero, ¿por qué tiene tanto valor el conocimiento tradicional? Porque nos ayuda a entender que la ciencia moderna no es el único modo de vida, nos abre el mundo y la mente y otras posibilidades de vivir la vida igual de válidas que las que estamos acostumbrados a ver. En palabras del Relator Especial sobre Pueblos Indígenas: “Mucho antes del desarrollo de la ciencia moderna, los pueblos indígenas han desarrollado sus formas de saber cómo sobrevivir y también de ideas sobre significados, propósitos y valores”.
Según la UNESCO: “El conocimiento tradicional es un conjunto acumulativo de conocimientos, prácticas y representaciones mantenido y desarrollado por pueblos con largas historias de interacción con el medio ambiente natural. Este conjunto sofisticado de entendimientos, interpretaciones y significados son parte integrante de un complejo cultural que abarca el lenguaje, los sistemas de clasificación y nombres, las prácticas de uso de recursos, los rituales, la espiritualidad y las visiones del mundo”.
Es en este punto donde nos debemos preguntar si el camino correcto es el que han seguido las sociedades modernas. Éstas, ajenas al entorno en el que vivimos, han pensado solo en su crecimiento económico, a costa de la degradación medioambiental. Mientras, la cultura indígena está y continuará estando estrechamente ligada a la naturaleza – esa que destrozamos a un ritmo desconcertante–, porque saben que es su fuente de vida. Algo de lo que el resto no parece percatarse.
Cada vez, más lideresas intervienen en los procesos de toma de decisiones, y de muchas de ellas depende la defensa de su cultura y territorios, aunque aún no son todo lo numerosas que deberían ser. Y es que, desgraciadamente, todavía sufren discriminación por el hecho de ser mujeres, llegando a ser objeto de violencia en demasiadas ocasiones.
Nacho Romero Técnico Base Social y Campañas Fundación PROCLADE
