Tras la adopción por parte de Naciones Unidas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es labor de las organizaciones dar a conocer a la sociedad civil (y con especial incidencia en la población escolar) estas metas y facilitarles las herramientas necesarias para hacer un seguimiento y exigir su cumplimiento. Con este proyecto, se quere realizar un primer acercamiento a los ODS como herramienta para analizar las desigualdades de renta, género, oportunidades… existentes en el mundo.
Para ello, se han realizado unas jornadas que han permitido a la comunidad educativa y escolar un primer acercamiento a los ODS y la capacidad que, como ciudadanos, tenemos de contribuir a su cumplimiento. Y para conseguirlo se ha realizado, en torno al Colegio Claret Benimaclet (Valencia) la realización de una obra de teatro, una exposición, una mesa redonda y talleres de la Huella Ecológica. Actividades diferentes dirigidas a públicos diferentes que nos permitan un mayor alcance.
Crónica del proyecto
La semana pasada, los Objetivos de Desarrollo Sostenible se hacían un hueco en Valencia. Concretamente aterrizaban al Colegio Claret Benimaclet, donde cientos de alumnos pudieron acercarse, por primera vez, a estas metas adoptadas por Naciones Unidas y que nos incumben a todos. A través de unos simpáticos paneles y una serie de talleres adaptados a las diferentes edades, descubrieron las desigualdades que existen en nuestro planeta y qué podemos hacer nosotros para poner nuestro granito de arena en la construcción de un mundo más justo y equitativo.
Para aterrizar en la práctica, los alumnos de Educación Secundaria también tuvieron la posibilidad de calcular su huella ecológica a través de un test que les desvelaba cuántos planetas se necesitarían si todas las personas tuviéramos el mismo ritmo de consumo que nosotros. Unos resultados que llamaron la atención pero también ayudaron a reflexionar sobre nuestras prácticas cotidianas y cómo mejorarlas. Todo ello acompañado de una obra de teatro realizada por ‘Clan de Bichos‘ y en la que nos recordarnos la importancia de consumir responsablemente y optar por el Comercio Justo. Sin duda, una primera semilla hacia la construcción de adultos responsables y conscientes. Y como símbolo, entregamos a cada clase un lápiz que, tras su uso útil, se planta y crece una flor. Porque también creemos en la sostenibilidad de las pequeñas cosas.