NI FAMILIARES NI ESCLAVAS, TRABAJADORAS

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GINEBRA, 16 jun (IPS) – Las decenas de millones de personas empleadas en el servicio doméstico en el mundo conquistaron legalmente el rango pleno de trabajadoras mediante el tratado adoptado ayer, 16 de Junio, en la cumbre anual de la OIT.

El convenio, aprobado por mayoría abrumadora en la Conferencia Internacional del Trabajo que se desarrolla en Ginebra, declara que los empleados y empleadas domésticas son trabajadores.

‘Ellas no son sirvientas ni miembros de la familia’, insistió el máximo representante de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) Juan Somavia. Admitió que, pese a que el convenio resultó aprobado por 396 votos a favor, 16 en contra y 63 abstenciones, la tarea no ha sido fácil.

La OIT, gobernada por un régimen tripartito de gobiernos, sindicalistas y empleadores, comenzó a encargarse del asunto en 1965. Pero ahora, en un tiempo relativamente corto de dos años, se ha forjado el consenso.

‘En primer lugar, nos encontramos con que muchos de los negociadores no concebían al trabajo doméstico como un verdadero trabajo’, recordó, ‘pero pudimos apoyarnos en la experiencia de algunos países, como Sudáfrica, que inmediatamente después del fin del régimen de segregación racial del apartheid, en 1994, adoptó una legislación para proteger a las trabajadoras domésticas, explicó.

El convenio acepta que el trabajo doméstico continúa siendo infravalorado e invisible, es realizado principalmente por las mujeres y las niñas, en gran parte provenientes de la inmigración o de comunidades desfavorecidas. Se trata de un sector particularmente vulnerable a la discriminación con respecto a las condiciones de empleo y de trabajo, como también a otros abusos de los derechos humanos, se indica en el texto del convenio.

En una estimación basada en datos obtenidos en 117 países, la OIT calculó que se eleva a por lo menos a 53 millones el número de mujeres, niñas y hombres ocupados en el trabajo doméstico en el mundo. Sin embargo, a causa de la forma oculta en que se realiza con frecuencia esta actividad, esa cifra puede crecer hasta 100 millones. Se estima que para el 56% de las trabajadoras domésticas no existe una legislación que establezca un límite al período semanal de labores que deben realizar y 45% carece del derecho a un día de descanso semanal.

El convenio obligará a los estados que lo ratifiquen, y que aún no incorporaron estas pautas a su legislación, a conceder a las trabajadoras domésticas los derechos a la libertad sindical y de asociación, así como el reconocimiento de la potestad de negociación colectiva. También deberán eliminar todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio, la discriminación en materia de empleo y ocupación, y abolir de manera efectiva el trabajo infantil. Un solo gobierno, el de Swazilandia, votó en contra del proyecto de convenio, mientras que se abstuvieron los de República Checa, El Salvador, Gran Bretaña, Malasia, Panamá, Singapur, Sudán y Tailandia.

La secretaria general de la Confederación Sindical Internacional (CSI), Sharan Burrow, advirtió a la Conferencia que el movimiento obrero continuará denunciando las condiciones laborales de las trabajadoras domésticas inmigrantes en los países del Consejo de Cooperación del Golfo, en particular de Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos y Qatar, donde sufren opresión y violencia. Esas mujeres provienen principalmente de Bangladesh, Etiopia, Filipinas, India, Indonesia y Sri Lanka.