Este 19 de agosto se celebra el Día Internacional de la Acción humanitaria, una efeméride instituida por la Asamblea General de Naciones Unidas en diciembre de 2008. Desde entonces, por desgracia, cada vez hay menos que celebrar. En los últimos años hemos asistido a un aumento de crisis humanitarias provocadas por conflictos o consecuencia de sequías, malas cosechas, inundaciones, etc., fruto del cambio climático o de la acción de industrias extractivistas. Además, vivimos una reducción del espacio humanitario, mediante ataques a instalaciones y personal de ONG o persecución y criminalización de aquellas personas que se dedican a este tipo de tareas como las entidades de rescate de personas migrantes.
- Unas 136 millones de personas necesitan asistencia y protección humanitaria en el mundo, según las previsiones para 2018 de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios. Un 5% más que en 2017.
- Más de 44.500 personas se vieron obligadas a abandonar sus casas cada día en 2017, una persona cada dos segundos. La cifra de desplazados forzosos en el mundo es de 68,5 millones, una récord que supone un aumento del 50% con respecto a hace diez años, cuando eran 42,7 millones, conforme a los datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
- En 2017 hubo 158 incidentes violentos de gravedad contra operaciones humanitarias en 22 países, en base a los datos recopilados por el equipo de investigadores especializados en ayuda humanitaria Humanitarian Outcomes. Estos ataques afectaron a 313 trabajadores y trabajadoras humanitarios, de los que 139 murieron. Es la segunda cifra más alta desde 2013, años en el que fueron asesinados 156. Entre las víctimas, la mayoría era personal local (285 nacionales y 28 expatriados).
- Más de 1.500 personas han muerto ahogadas en el Mediterráneo en lo que va de 2018, pese a que el número de llegadas ha descendido a casi la mitad. Son cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
- Entre junio y julio perdieron la vida al menos 851 personas en las aguas del Mediterráneo Central, el 80% de todos los fallecimientos registrados en esta ruta. En estos dos meses han coincidido el cierre de los puertos italianos y la decisión de la Unión Europea de ceder la coordinación de los rescates a los guardacostas libios.
- En España, en los Presupuestos Generales del Estado 2018, la Ayuda Humanitaria ha supuesto 19 millones de euros. Tan solo dos millones más que al año anterior. Hace 10 años los fondos destinados a esta partida eran 350 millones.
Frente a esta situación, desde la Coordinadora de ONG para el Desarrollo de España quiere:
- Reivindicar la labor de las miles de organizaciones y trabajadores y trabajadoras humanitarios que dedican sus esfuerzos a aliviar el sufrimiento de miles de personas y a defender sus derechos fundamentales.
- Recordar que las organizaciones de acción humanitaria y de cooperación internacional no deben ser jamás un objetivo de los ataques de grupos terroristas o de las partes enfrentadas en un conflicto. Nosotras estamos y estaremos siempre del lado de quien padece las consecuencias y no de quien las provoca. Es muy preocupante cómo se está reduciendo en los últimos años el espacio humanitario y la pasividad de la comunidad internacional al respecto.
- Reclamar que la Unión Europea y sus Estados miembros pongan fin a unas políticas migratorias que están poniendo en riesgo la vida de miles de personas. Los gobiernos han de cumplir los acuerdos internacionales en materia de derechos humanos y asumir la tarea de rescate y acogida de las personas migrantes.
- Instar a la UE a poner fin a los acuerdos de externalización de fronteras con terceros países, especialmente con aquellos en los que hay constancia de graves violaciones de los derechos humanos.
- Demandar que los países donantes dejen de eludir sus responsabilidades en materia de asistencia humanitaria.
- Exigir que España destine a Acción Humanitaria como mínimo el 10% de la Ayuda Oficial al Desarrollo, que a su vez debería ascender hasta el 0,4% de la Renta Nacional Bruta al final de esta legislatura.
- Recalcar la importancia de que las políticas públicas sean coherentes con el Desarrollo Sostenible. La acción de los Estados no sólo ha de ir destinada a paliar las consecuencias, sino sobre todo a afrontar las causas de los desastres. Los Gobiernos no pueden seguir autorizando la venta de armamento a países en guerra que violan los derechos humanos al emplearlo contra población civil y los y las trabajadoras humanitarios o apoyando la internacionalización de empresas que esquilman los recursos naturales en países empobrecidos.