LA EDUCACIÓN Y LA TECNOLOGÍA, CLAVE PARA REDUCIR LA BRECHA DIGITAL

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“Las nuevas tecnologías necesitan practicarse, y en nuestras escuelas no tenemos ni un ordenador. Nos dicen lo que debemos enseñar, pero no nos dan los medios para ello”. Son palabras de la Sra. Mulenge, directora de la escuela pública de Twyayuka, Zambia, un país que ve como la falta de acceso a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación crea una nueva forma de analfabetismo: el digital. Esta es una de las realidades que se refleja en el vídeo que lanzamos con motivo del Día Mundial de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la información, que se celebra este 17 de mayo. En él, participantes de varios proyectos de cooperación del país africano y de Honduras hablan sobre qué aportan las nuevas tecnologías a su vida diaria o al desarrollo de sus países.

 

En el caso de Zambia, desde el Skill Centre St. Marcellin (una escuela profesional técnica para jóvenes vinculada a los Hermanos Maristas), nos habla Debbie sobre cómo las nuevas tecnologías de la información le ayudan a estar en contacto con lo que ocurre en el mundo, pero también a hacerle más fácil la incorporación al mundo laboral. Señala además la importancia de desarrollar actividades formativas para infancia y juventud: “nuestra generación necesita manejarse con las nuevas tecnologías”, dice. Sin embargo, en países empobrecidos el acceso a internet no es generalizado, ni siquiera tienen acceso en muchas ocasiones a ordenadores. Desde las diferentes agendas nacionales e internacionales se trabaja por reducir la brecha digital, pero queda pendiente invertir tanto en los propios equipos como en educación, tal y como recuerda la Sra. Mulenge.

Jorge Turcios (ingeniero y capacitador del Instituto Nacional Agrario de Honduras que trabaja con Fundación PROCLADE en la ejecución de proyectos en el país) señala que en su país las comunidades indígenas ni siquiera tienen acceso a la energía eléctrica, y menos aún a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación: “es un factor limitante para que la población de las comunidades se pueda preparar, conocer, informarse”. Los esfuerzos por reducir la brecha digital no están llegando a las comunidades rurales e indígenas, generándose una doble brecha: la existente entre el mundo rural y urbano en cuanto a acceso tecnológico (y energético) se refiere. Además, la brecha digital tiene relación también con otras brechas socioeconómicas como el coeficiente de Gini, el PIB, los niveles de educación o la propia inversión en I+D (investigación y desarrollo).

Mientras exista esta brecha digital, los países empobrecidos no podrán situarse al mismo nivel que otros: “hasta que no llegue el momento en que tengamos acceso a las nuevas tecnologías, nuestros países no serán un buen lugar para vivir”, señala la directora Mulenge.

Barreras a la cooperación, en vídeo

Con motivo de la celebración del Encuentro Barreras a la Cooperación el pasado mes de octubre, elaboramos una serie de pequeños vídeos en diferentes localizaciones en las que las organizaciones que conformamos el Departamento de Estudios e Incidencia Social de PROCLADE, PROYDE y SED, llevamos a cabo proyectos. Ahora queremos rescatar esos pequeños vídeos para recordar cómo, desde diferentes puntos de vista, en los países empobrecidos siguen dándose deficiencias que hacen más difícil el desarrollo de sus sociedades.

Biodiversidad y biotecnología

En los trabajos de investigación desarrollados por las universidades participantes del proyecto de barreras a la cooperación, el trabajo desarrollado por Uniclaretiana (Colombia) y titulado Biodiversidad y biotecnología: ¿clave de otro extractivismo? señala que “el desarrollo tecnológico del Sur debe ir de la mano con medidas e inversiones significativas en el campo de la educación, de la infraestructura tecnológica, pero también en el fortalecimiento organizativo y la revalorización de lo propio”.

Este trabajo de investigación señala cómo las dinámicas de transferencia tecnológica pueden conllevar una serie de pérdida de conocimientos y prácticas tradicionales de los pueblos étnicos. La investigación hila además la brecha digital con la tecnológica, poniendo el acento en que esta última no es el problema real para el desarrollo tecnológico de los países empobrecidos, sino que se da como consecuencia de “la existencia de un sistema perverso, el de la propiedad intelectual en un sistema de relaciones Norte-Sur que acentúa más si cabe las relaciones de desigualdad existentes. De este modo, la escasa conectividad y el analfabetismo digital agravan la situación y dificultan la posibilidad de acceso a la información para promover oportunidades de desarrollo.