“Con esta iniciativa, se pretenden crear espacios de coordinación y cooperación entre redes y entidades que fomenten una producción y un consumo justo, ecológico, inclusivo, social y solidario”, explica Susana Ortega, del Mercado Social de Aragón, que apuesta por fomentar prácticas más justas y democráticas. Desde el de Madrid, Fernando Sabín añade que junto con estas empresas y entidades, también se da paso a “consumidores y consumidoras, individuales y colectivos”.
Y para conseguirlo, ya han puesto en marcha varias herramientas como la certificación participativa, monedas complementarias o puntos de distribución alternativos. “Con estas herramientas queremos entre todas, ayudar a crear nuevas empresas, productos o ramas de actividad donde ahora mismo la economía solidaria no se haya presente”, explica Clara Soler, de Fiare. En definitiva, un espacio de referencia de la economía social con valores y principios diferentes al de la economía capitalista.