El pasado fin de semana, pudimos disfrutar del JOMI 2015. Unas Jornadas Misioneras de las que los participantes, del entorno de la familia Claretiana, salieron con una idea clara: difícilmente podemos evadirnos de la incidencia social y política, donde lo humano y el bien común están tan manifiestamente en juego. Una idea a la que se llegó tras cuatro días de convivencias y reflexiones; de analizar el fundamento teórico de la incidencia social y de palparlo en la capellanía madrileña de San Carlos Borromeo; de escuchar testimonios de personas involucradas en la incidencia política y de hablar de compromiso desde la poesía, la canción y la danza. 

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El papa Francisco lo dejaba claro hace un par de años: ‘Un buen católico debe entrometerse en política, dando lo mejor de sí, para que el gobernante pueda gobernar’. Tomando el guante de esta frase del Pontífice, una treintena de miembros de la familia claretiana nos reunimos durante cuatro días en Los Molinos (Madrid) en el JOMI 2015. Unas jornadas misioneras en las que pudimos hacernos conscientes de la importancia y necesidad de formarnos sobre las implicaciones de nuestro ‘ser cristiano’ en la vida pública y social.

Daniel Izuzquiza fue el encargado de introducir la fundamentación bíblico-teológica y eclesial del compromiso social y político para incidir en la realidad. Así, destacó la necesidad de ‘eucaristizar’ la realidad y estar atentos, desde todas las situaciones, para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo. Unos apuntes que se complementaron con la reflexión conjunta de cómo podemos vivir hoy nuestras raíces carismáticas claretianas.

Especialmente emocionante fueron las exposiciones de las experiencias de verano. Por unos minutos, todos los participantes nos trasladamos a Almería, Perú, Honduras y República Dominicana gracias a los que compartieron sus experiencias. De sus bocas no salían más que palabras de agradecimiento por la experiencia vivida y, sin duda, ganas de que se mantuviera en el corazón y en sus acciones durante el resto de sus vidas. 

En este encuentro hubo tiempo también para tocar tierra y palpar el compromiso social. En la madrileña capellanía de San Carlos Borromeo, pudimos conocer una comunidad cristiana fuertemente comprometida con su entorno, especialmente con los más empobrecidos. Antes de compartir la Eucaristía con ellos, su capellán, Javier Baeza, nos reconoció el secreto de su trabajo: estar donde se les necesita.

¿Es compatible ser político y cristiano? Esta es la respuesta que intentamos responder a través de una mesa redonda. Con las intervenciones de varias personas cristianas y militantes de diferentes partidos políticos descubrimos cómo vivir, y conjugar, estas dos facetas pese a los problemas y desacuerdos con determinadas decisiones.

Estos días estuvieron aderezados con una hermosa convivencia y espacio para el arte a través de la poesía, la canción y la danza contemplativa. Todo para descubrir que el cristiano difícilmente puede evadirse de la incidencia social y política, donde lo humano y el bien común está tan manifiestamente en juego.