COLOMBIA: LA PAZ DEBE CONTINUAR

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Noticia publicada en la web de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo de España

El resultado del plebiscito sobre la paz celebrado en Colombia ha supuesto un  mazazo a quienes durante los últimos cuatro años han contribuido a los diálogos entre el gobierno y las FARC. A pesar de la victoria del no, por un escaso margen, tanto el gobierno como las FARC ya han anunciado que continuarán avanzando en un proceso que ya no tiene marcha atrás.

Las poblaciones directamente afectadas por la violencia han votado claramente a favor de la paz. Quienes pusieron gran parte de las 200.000 personas muertas en el conflicto tienen claro que solo existe un camino que pasa por el diálogo y la pacificación. El derecho a la paz no puede ser limitado y quienes han contribuido a su construcción continuarán haciéndolo. Nosotras, como organizaciones de desarrollo, estaremos a su lado.

El camino hacia la finalización del conflicto interno más duradero del mundo – con 52 años de guerra, más de 200.000 personas muertas y más de 8 millones de desplazados-, será complejo, pero ya no hay marcha atrás. Nuestras organizaciones continuarán acompañando a movimientos campesinos, organizaciones de derechos humanos y colectivos sociales que, a pesar del conflicto, trabajan de mara constante por la construcción de la paz.

Parece que el miedo es un motor que se está apoderando de la democracia, la particiapción, y los progresos y esperanzas de la humanidad. Ayer también conocimos otro No en Hungría, también contra la humanidad. Hay que  luchar contra  el miedo que limita  la participación y condiciona las decisiones.

Las partes implicadas y la comunidad internacional deben garantizar el mantenimiento del diálogo, la garantía de la justicia, y el respeto por los derechos humanos y los derechos de la tierra. Todo ello será fundamental para que la paz que se está construyendo se consolide y se mantenga en el tiempo. Ahora, más que nunca, hay que seguir trabajando por la consolidación de una paz con justicia social y respeto estricto de los derechos humanos. El proceso de paz en Colombia es irreversible.