AUTONOMÍA, LIBERTAD Y COMUNIDAD PARA ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

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Desde Fundación PROCLADE nos unimos hoy, 25 de Noviembre, al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Es importante que existan fechas que pongan en primera línea realidades que a menudo se encuentran en un segundo plano; pero más importante es hacer un trabajo diario, desde la posición y responsabilidad que tenemos cada persona, para tratar de reducir y eliminar estas problemáticas.

Los datos recogidos durante el año 2019 hablan por sí solos; según la ONU, el 35% de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental o por parte de otra persona en algún momento de sus vidas. Se estima que unas 200 millones de mujeres y niñas han sufrido la mutilación genital femenina en los 30 países en los que existen datos representativos. La cifra total de mujeres asesinadas por violencia de género en todo el mundo asciende a 87.000, el 58% a manos de sus parejas o familiares. Y así, una extensa relación de cifras, con mujeres y dramáticas historias detrás.

En los últimos años hemos vivido un impulso sin precedentes en la lucha por la igualdad de las mujeres. Por fin, asuntos como la discriminación salarial, la conciliación, el reparto de los cuidados, o el lenguaje inclusivo, van avanzando posiciones en la agenda pública y ya no son reivindicaciones menores.

A estas cuestiones se suma la visibilización cada vez mayor de la violencia ejercida sobre las mujeres y que décadas atrás estaba silenciada y normalizada. A pesar de este gran avance, es urgente revisar qué entendemos por violencia de género para no dejar atrás a ninguna mujer. Es frecuente reducir este tipo de violencia a aquélla principalmente física que viven las mujeres dentro de relaciones afectivas o de pareja; sin embargo, hay otras violencias que generan sufrimiento, opresión y desigualdad, y que afectan cada día a millones de mujeres en el mundo.

Control social o económico, acoso laboral, en la vía pública, o a través de las redes sociales, o el veto en el derecho a la participación en la vida política, son otro tipo de violencias, no siempre ejercidas por parejas o ex-parejas, mucho más sutiles y que vivimos en la cotidianeidad de manera casi imperceptible. Sin obviar la extrema gravedad de las agresiones físicas y sexuales y los asesinatos contra las mujeres, es de vital importancia detectar este otro tipo de violencias y trabajar sobre ellas.

En PROCLADE, a través de nuestras acciones, tratamos de aumentar la autosuficiencia de las mujeres, con el fin de que puedan ejercer sus derechos con plenitud, y construir una identidad propia que les permita poner límites a estas situaciones de desigualdad y violencia. En 2019, 285.735 personas destinatarias de nuestros proyectos fueron impactadas por procesos y vínculados al ODS 5, Igualdad de Género.

La creación de vínculos entre mujeres y el cuidado común y mutuo es vital para que sean protagonistas de su lucha. Pero la responsabilidad de esta transformación solo puede ser compartida; compartida por mujeres y hombres, y por supuesto también por gobiernos, empresas e instituciones. La sociedad al completo debe responsabilizarse de esa transformación.

Queda mucho por hacer, pero podemos decir, que estamos en el camino.

 

Irene Gil Gimeno

Responsable de Acción Social