¡ALERTA! MILLONES DE ‘DESCARTADOS’ PODRÍAN SEGUIR AL MARGEN

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En una vigilia de oración celebrada la noche del pasado jueves en la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe de Madrid, Cáritas, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas y Redes pidieron a los responsables políticos y agentes sociales nacionales e internacionales que adopten medidas a favor de un desarrollo social realmente humano que acabe con la desigualdad y la injusticia que sufren los más vulnerables. Alertaron, en este sentido, sobre el riesgo real de que las víctimas de la “cultura del descarte” denunciada por el papa Francisco, que ya han quedado fuera de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, sigan estando al margen de la agenda internacional de desarrollo prevista para después de 2015.

Convocada por tercer año consecutivo en el marco de la iniciativa “ENLÁZATE POR LA JUSTICIA” que impulsan estas organizaciones, durante el acto litúrgico, que contó con una nutrida participación se hizo una llamada urgente a la responsabilidad de todos de acompañar a los más vulnerables, a los últimos, a los excluidos del actual sistema. En la vigilia se hicieron visibles cinco caminos que recorren actualmente miles de personas que sufren: el acaparamiento de tierras, las personas migrantes, los refugiados y perseguidos, las mujeres víctimas de la trata y la explotación y los millones de personas que aún hoy pasan hambre. Y a dejar constancia de cómo el trabajo conjunto y el compromiso compartido por la transformación del mundo pueden llenar estos caminos de esperanza.

Antes de acceder al templo para participar en la vigilia, en el atrio se procedió a la lectura pública de la siguiente declaración:

Las Organizaciones Católicas de Cooperación al Desarrollo (Caritas, Manos Unidas, Justicia y Paz, REDES y CONFER) queremos compartir con las comunidades cristianas y con toda la sociedad el deseo de “anunciar la buena noticia a los que sufren, proclamar la liberación a los cautivos y a los prisioneros la libertad, y proclamar el año de gracia del Señor” (Isaías, 61, I-2ª, 10-11).

Las organizaciones que desde 2013 sumamos nuestros esfuerzos en el marco de la iniciativa Enlázate por la Justicia (Cáritas, Manos Unidas, Justicia y Paz,  REDES y CONFER), para dar cuenta y razón de nuestra visión fraterna de la Cooperación al Desarrollo desde un Cristo comprometido con los pobres y movilizar a todos en la defensa de la justicia global, los derechos humanos y la dignidad de las personas más vulnerables, dirigimos nuestra mirada sobre la escandalosa realidad de desigualdad y pobreza que sigue afectando a los numerosos países y regiones de todo el mundo donde estamos presentes.

Llamamos, pues, la atención sobre el significado decisivo que este año 2015, lleno de acontecimientos importantes que afectan a las personas más vulnerables de España y del mundo, tiene para todos nosotros.

En primer lugar, se cumplirán dos décadas desde que la sociedad española empezara a exigir la inversión del 0,7% del Producto Interior Bruto (PIB) en programas de ayuda al desarrollo, un objetivo que si entonces aún era viable, hoy se dedica tan solo un 0,16% y es víctima del brutal desplome presupuestario que afecta a la cooperación internacional de nuestro país,  sin parangón en ningún otro país donante.

Y, segundo, en 2015 expira el plazo que las naciones miembros de la ONU acordaron en el año 2000 para alcanzar los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM): erradicar la pobreza extrema y el hambre; lograr la enseñanza primaria universal; promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer; reducir la mortalidad infantil; mejorar la salud materna; combatir el VIH/sida, la malaria y otras enfermedades; garantizar la sostenibilidad del medio; y fomentar una alianza mundial para el desarrollo.

Nuestras entidades y comunidades de Iglesia han aportado toda su rica experiencia, recursos y capacidades para progresar en ese compromiso. Y aunque ha habido algunos avances, son todavía legión los hermanos nuestros que siguen al margen de esos Objetivos. Es más, en los últimos años se ha consolidado un modelo global de desarrollo que genera lo que el Papa Francisco define como “cultura del descarte”, que expulsa a miles de millones de seres humanos hacia unas condiciones de desigualdad creciente y de negación de derechos sociales básicos. Mientras, quienes más tienen siguen acumulando cada vez más riqueza, y la exhiben.

Desde nuestra identidad cristiana y como miembros de una Iglesia que “guiada por el Evangelio de la misericordia y por el amor al hombre, escucha el clamor por la justicia y quiere responder a él con todas sus fuerzas” (Evangelii Gaudium, 188), queremos compartir con nuestros hermanos, miembros de una sola familia humana, nuestra respuesta renovada a la pregunta que Dios Padre nos lanza: “¿Dónde está tu hermano?” (Gen, 3:9).

Os proponemos, para ello, seguir compartiendo la tarea inaplazable de acompañar a los más vulnerables, a todos esos hermanos descartados en la carrera del desarrollo que van a quedar de nuevo al margen de los objetivos de crecimiento identificados en la agenda con la que la comunidad internacional prepara el post-2015.

Os convocamos también a participar en una tarea colectiva de responsabilidad para seguir denunciando las condiciones de desigualdad e injusticia que afectan a las personas que acompañamos, y a combatir un modelo deshumanizado de economía basada en la exclusión y el máximo beneficio, donde los niños, los ancianos, las mujeres, los migrantes, los enfermos, y las minorías étnicas o religiosas quedan abandonadas a su suerte.

Os animamos a actuar dentro de vuestros espacios vitales y comunitarios para transformar esta realidad dominada por el consumo, la acumulación de bienes y el individualismo mediante un cambio de estilos de vida que los haga más austeros, y más abiertos a la solidaridad y la fraternidad con los derechos y la dignidad de los empobrecidos.

Y os proponemos seguir trabajando de manera activa durante 2015 en todos los ámbitos públicos de participación para reclamar a los responsables políticos y agentes sociales –nacionales e internacionales– una gestión austera, transparente, eficaz y valiente a favor de las auténticas prioridades de un proyecto de desarrollo social realmente humano: la lucha contra la desigualdad y la injusticia, y la promoción y protección de los derechos humanos de los más vulnerables.

Por todo lo anterior, es nuestro deber exigir a las Administraciones Públicas que cumplan con lo comprometido en el Pacto de Estado, firmado por todos los partidos políticos en diciembre de 2007, y recuperen la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) que ha sido desmantelada como política pública y representa niveles de solidaridad inferiores a los que había hace 20 años.

Renovamos nuestra apuesta por una nueva narrativa de desarrollo escrita desde la reciprocidad y corresponsabilidad, en la que los empobrecidos sean los protagonistas. Y recordamos que todos somos una sola familia humana: nuestros rostros reflejan la diversidad del mundo, pero también una idéntica esperanza en el futuro
y una sólida firmeza en la defensa de nuestra dignidad y la de nuestras familias.