HONDURAS, UN PAÍS QUE CAMBIA LA VIDA

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Inés Salazar, voluntaria de la Experiencia de Verano Honduras 2015

Es difícil explicar lo que hemos vivido en este tiempo de voluntariado en Honduras. Me encantaría poder trasmitir todo, desde las primeras sensaciones en la que uno abre los ojos de par en par como un búho con ganas de que la mente asimile cada detalle, hasta el último día en la que uno siente estar en casa. Pero realmente donde llega todo desde el principio es al corazón, a ese músculo que nos hace vibrar y que atraviesa cada sentido. Porque Honduras para cualquiera de nosotros creo ha sido una experiencia diaria, miento, continúa, porque la VIDA se respiraba a cada minuto. En los campesinos que la primera semana nos abrieron sus puertas en aquella aldea de Nueva Suyapa y nos mostraron como a través del huerto comunitario trabajan por construir un futuro juntos, en la prisión de Tela a través de pequeñas conversaciones que dejaban entrever un pasado duro y un  futuro de esperanza, en las noches en casa de tantas familias que nos arropaban con sus historias de lucha y superación y compartían con nosotros lo que tenían o simplemente en la sencillez de lo cotidiano, del amanecer entre gallos, perros y vacas.

Pero además de eso, de descubrir distintas realidades: en el hogar de ancianos, las escuelas, la cárcel, el instituto, las aldeas, el hospital, la radio, la ciudad, las iglesias, etc… Fundación Proclade nos dio la oportunidad de participar en ellas, de reencontrar la belleza de lo sencillo, de conversar de frente con cada persona que nos encontrábamos en el camino. A veces sentíamos ser una gota en un océano en el que navegamos juntos, otras el salvavidas ante situaciones  inexplicables de injusticia y otras simplemente barcos que se cruzan en el mar. Y después de VIVIR todo esto, de ver que tenemos hermanos al otro lado del charco que ante los injusticias no se rinden, que luchan por sobrevivir, que saben compartir, que disfrutan sin pensar continuamente en aquello que les falta, de recibir una lección de realidad. ¿Qué?¿Vuelvo a mi mundo y ya?¿Todo sigue igual?. Yo no lo creo, pero tampoco tengo la respuesta del qué hacer, lo que tengo claro es que de momento no voy a olvidar la pregunta.